top of page

De como un pueblo dejó de pecar

 

 

"Le eres infiel a tu marido con el jefe de bomberos...". Así decía la nota que recibió la esposa del alcalde.

​

"Tomas dinero de la billetera de tu madre para irte de parranda...", leyó estupefacto el hijo del notario.

​

"Corriste la cerca de tu vecino para quitarle la quebrada..." decía la del hacendado más rico.

​

De esa forma todos en el pueblo empezaron a recibir notas en las que les acusaban de actos terribles. Ellos no entendían quién podría saber sus más oscuros secretos.

​

Con el paso de los días, las notas siguieron apareciendo, nadie estaba a salvo. El jefe de policía no podía hacer nada, pues él mismo tenía su secreto pendiendo de un hilo... Ya nadie confiaba en nadie, todos se miraban recelosos durante la misa mientras el sacerdote les insistía en la necesidad de cambiar sus vidas.

 

Pero lo que no lograban los evangelios y las exhortaciones del cura, lo logró el miedo a ser descubiertos. Luego de un mes en esa situación, la esposa del alcalde dejó su romance, el hacendado arregló los linderos de su finca, el hijo del notario dejó de robar a su madre y todos en el pueblo dejaron de hacer sus fechorías.

​

Lo que jamás supieron o imaginaron siquiera, era que las notas las había escrito el cura, cansado de ver a la gente desfilando por el confesionario y contando sus maldades, como si de triunfos se tratara, sin la mínima intención de cambiar. 

Cuenterourbano

bottom of page