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El impostor

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A los sentimientos y emociones les gustaba reunirse de vez en cuando para una noche de póker…

 

Habría sido una noche de juerga más, de no ser por un hecho extraño: cuando llegaron a la casa del amor, quien era el anfitrión de la velada, éste no les abría la puerta. Tocaron varias veces, y ya estaban por dejar que la ira entrara por la ventana cuando se asomó por el balcón el amor, visiblemente nervioso y les dijo: -Estaba ocupado con los postres, ¿Puede la empatía entrar para ayudarme?.

 

La empatía, tan sensible a los sentires de los demás, aceptó gustosamente. Media hora después, todos estaban alterados y listos para irse, pero la empatía salió por la ventana jadeando - Solidaridad, ¿Puedes entrar para ayudarnos?. Otra media hora pasó, entonces la sospecha, recelosa les dijo -Algo no anda bien…- La dignidad, y su gemelo malvado, el orgullo hicieron eco de la sospecha y llamaron a la puerta ofreciendo ayudar a los que estaban adentro sin obtener respuesta.

 

De pronto, todos oyeron golpes y gritos en la casa; entraron en tropel rompiendo la puerta y para su sorpresa encontraron que el amor, la solidaridad y la empatía estaban amarrados de pies y manos en la sala además de desnudos. Junto a ellos, con un garrote, había alguien que vestía las ropas de la solidaridad. El orgullo, sin decir palabra alguna, se lanzó encima del extraño; puños y patadas llovieron entre los rivales hasta que el herido orgullo salió vencedor. Entonces tomó al intruso por el cuello diciendo: Ya me lo imaginaba… por algo me sentí mal desde el comienzo, quien ha secuestrado y suplantado al amor, la solidaridad y la empatía no es otro que el ser a quien más desprecio, la lástima.

Cuenterourbano

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