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El sargento Almeida

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Era una noche como cualquiera en aquella estación de policía... ladrones, borrachos, peleas callejeras, en fin, lo de siempre. Pero el destino tenía preparada para el sargento Almeida la misión más difícil de toda su carrera.

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De un momento a otro entró un hombre, llevando a otro amarrado de las manos; y con un cuchillo, amenazaba con matarlo si no cumplía con sus demandas.

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Todos los oficiales que estaban allí desenfundaron sus armas, excepto Almeida, quien rogó que mantuvieran la calma. Cuando le preguntó al secuestrador por qué hacía eso, él respondió: "Señor, hasta hace un mes yo era un músico callejero; pero me robaron mi guitarra. No tuve más remedio que entrar a trabajar al negocio de este señor. Pero en todo el tiempo que llevo allí no ha querido pagarme un sólo día de salario... Ya no tengo que comer y me echaron de donde vivía. Si no me paga lo que me debe, lo mato..."

 

Almeida le ordenó entonces a todos que guardaran sus armas, llamó a otro oficial y le pidió que trajera algo de su oficina. Un par de minutos después, el policía regresó con una guitarra en la mano. El sargento dijo: "Si quieres, te regalo mi guitarra, para que puedas volver a trabajar en lo que sabes hacer... Pero te ruego, por favor, que lo sueltes". El músico accedió.

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No contento con esto, el sargento Almeida convenció al rehén de que pagara la deuda inmediatamente y no levantara cargos, pues era él quien había provocado toda esa situación.

Cuenterourbano

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