Honor en el cielo

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20 de diciembre de 1.943

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Franz Stigler, un piloto de guerra alemán a quien sólo le faltaba derribar un avión enemigo para ganar la máxima condecoración militar, partió en una misión de rutina.

 

Mientras volaba, pudo ver a lo lejos un bombardero B-17 norteamericano que volaba sin escolta.

Presa fácil, pensó... pero al acercarse un poco más pudo ver que aquella nave estaba tan severamente dañada que ya era un milagro que aún volara.

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Entonces tomó una decisión arriesgada, se acercó aún más, lo suficiente como para que el otro piloto pudiera verlo y le indicó que lo siguiera para sacarlo de la zona de combate.

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Charles Brown, el piloto norteamericano, por un momento dudó. Pensó en usar sus armas; pero algo en su corazón le dijo que debía confiar en aquel desconocido enemigo.

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Tras un par de horas volando juntos, los dos pilotos llegaron al Mar del Norte, lejos de la zona de guerra, allí Stigler saludó respetuosamente a Brown y giró para volver a su base en Alemania.

 

Luego de aquel día pasaron 46 años, tras los cuales estos dos caballeros del aire, sobrevivientes a la guerra, volvieron a encontrarse para entablar una muy sincera amistad  hasta el año 2.008, año en el cual ambos fallecieron.