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Las cicatrices de Antares

 

 

Para su cumpleaños, Ana pidió un perro

 

A pesar de que su padre sugirió un cachorro, ella se encariño con un viejo pastor alemán llamado Antares.

 

 

Durante las primeras semanas la cosa fue mal, el can era agresivo, ladraba amenazante y tuvieron que encerrarlo. Papá quiso devolverlo al refugio de animales pero la chiquilla insistía.

 

Una tarde, sin que sus padres los supieran, la niña entró en el corral del perro con un tazón de leche y un trozo de carne… Antares mostraba los colmillos y se apartaba, pero Ana vio que su perro estaba así por miedo y permaneció firme. Luego de un rato, el can se acercó para tomar la cena.

 

 

Después de varios días, Ana visitó el refugio y se enteró del maltrato al que había sido sometido… lo había usado para peleas y además estaba muy enfermo, le quedaban apenas unos meses.

 

A fuerza de paciencia, el perro empezó a perder el miedo y fue confiando en su nueva amiga… pasó el tiempo y la fe de Ana curó las heridas de Antares.

 

 

El viejo perro murió en brazos de su pequeña protectora… se marchó siendo amado por primera vez.

Cuenterourbano

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