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Las edades del amor

 

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El trabajo del creador estaba casi terminado. Fue poniendo los sentimientos, uno por uno, dentro del corazón del primer hombre, pero cuando quiso poner el amor, notó que el espacio era muy reducido, apenas suficiente para un grano de azúcar. Ya con el tiempo justo para dar el soplo de vida, puso el diminuto trozo del amor diciendo: “Ya que tienes el menor espacio en el corazón humano, no podrás crecer, pero sí cambiar y evolucionar…”

 

Los años pasaron y el hombre conoció a ese ser espacial; y la semilla del amor lo llevó a desear que fuera sólo suya. Luchó e hizo lo impensable y venció. Pero su anhelo quería libertad, entonces el trozo del amor dentro del hombre cambió y el hombre dejó marchar a su otra mitad. Para su sorpresa, su amada, al ver que el hombre era maduro y desprendido, decidió no marcharse.

 

Años después, cuando el hombre era anciano y estaba cerca de la muerte, el trozo del amor cambió una vez más y con su último aliento el hombre  dio gracias a su otra mitad por los años compartidos, sonrió y expiró.

Cuenterourbano

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