top of page

Mientras la muerte espera

 

 

Ella observa plácidamente a todos y a nadie en aquella cafetería…

Su cabello castaño caía como un manto sobre los hombros, enmarcando el rostro fino y la piel blanca, semejante al mármol.

 

A pesar de darle casi nula importancia a lo que piensan de su aspecto, esa tarde decidió ponerse un poco de pintalabios carmín… Tal vez porque el hombre al que esperaba era un conocido de muchos años.

 

Le divertía observar a las personas en sus preocupaciones, a los ejecutivos tratando de conquistar el mundo desde una computadora, a los amantes ansiosos de hacer compromisos eternos y a los niños que siempre la miraban con curiosidad.

 

Miró el reloj de la pared, eran las 4:30, en cinco minutos llegaría él y debería hacer su trabajo con elegancia, pues aquel hombre le caía bien, era alguien que se había ganado su aprecio, pues era de los pocos que gozaban cada día como lo que eran, regalos de esa fuerza que lo ama y gobierna todo.

 

Aún con su larga experiencia, se sentía incómoda cuando debía tratar con hombres así, con los demás era sencillo, los trataba con desprecio y los hacía sentir miserables.

 

4:35, su cita acudió puntual, él iba como todos los días, con el pelo largo recogido, jeans gastados y actitud despreocupada. Ordenó un café y se sentó a escribir sus historias.

 

Ella lo observó por un rato, y dudó por un instante… Pero era su deber. Se puso de pie y caminó para ponerse frente a él, sonreírle y decir: Hola Juan… el cuento que estás escribiendo quedará inconcluso…

 

Al verla, él solo suspiró, la tomó de la mano y salieron del local mientras todos los presentes miraban atónitos como un hombre de jeans y cabello largo caía muerto de un infarto.

Cuenterourbano

bottom of page