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Nuke Farm

 

Año 2.486.

La totalidad de la tierra firme del planeta se ha convertido en un desierto, debido a la extinción casi total de las especies vegetales, que fueron destruidas por una plaga, la que fue llamada Ragnarok, cuyo primer brote se detectó en Noruega.

 

Portaaviones UNS Vladimir Putin

Océano Índico

 

La Doctora Amelia Larrazábal, botánica asturiana de 38 años corría por los pasillos de la nave atestada de oficiales, políticos y científicos; donde los últimos, a pesar de ser los más brillantes, terminaban haciendo a voluntad de los primeros y, sobre todo, de los segundos.

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-3 meses de burocracia para conseguir 2 horas de satélite y ahora me dan solo 10 minutos para darles un plan que salve al mundo.

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Mientras caminaba rumbo a la sala de juntas, repasó el plan, temerario e incompleto, pero factible, que llevaba en sus carpetas.

Ya en la mencionada sala, la esperaba un grupo de personas, poderosas en extremo. Entre ellas uno leía en su tablet un libro de botánica, escrito por una tal Dra. Larrazábal, sobre cultivo en entornos extremos. Ese hombre era un inglés de unos 58 años llamado Artemius Chambers, portador de cuatro estrellas en los hombros, que le conferían todo el poder de decisión en ese lugar.

 

-Ya era hora de que llegara doctora. El fin del mundo nos apremia y usted se da el lujo de hacernos esperar.

 

-Así como yo esperé para que me dieran ojos en el cielo.

 

-Usted no es la única que pide recursos tecnológicos.

 

-Ah claro, mientras la raza humana está por morir de hambre, ustedes quieren seguir jugando a Age of Empires. Se me olvidaba.

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La discusión ya empezaba a caldearse cuando un consejero rogó calma, dando la palabra a la científica:

 

-Seré breve. Según las imágenes de satélite que recibí hace 12 horas, toda la superficie de la Tierra es un desierto.

 

-Diga algo que no sepamos- gruñó Chambers.

 

-Sí General, lo diré despacio para que incluso ustedes lo entiendan: Aún hay una zona donde crecen plantas, y nadie la ha tocado en cientos de años. Las coordenadas son: 51° 24’ N 30°03’ E.

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Los allí presentes se quedaron pasmados al ver las imágenes y reconocer el lugar: ¡Eso es Chernóbil!

 

-Efectivamente. Mi propuesta consiste en enviar un equipo allá para estudiar las condiciones de la tierra y las plantas, para determinar por qué Ragnarok no las ha afectado y, de ser posible, establecer una granja de prueba.

 

-Podría no ser tan descabellado como parece- dijo el General -Tal vez, de algún modo, la radiación hizo que las plantas fueran resistentes a la plaga y eso impidió que el suelo se arruinara, o al revés.

 

-De antemano me gusta el plan, pero el equipo debe ser de voluntarios, usted lo encabezará, sólo le daremos 1 Kg de cada semilla disponible y tendrá que entregar resultados en máximo 9 meses.

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Habían pasado ya 3 meses desde que recibió luz verde para la misión a la que llamaron “Nuke Farm” y la Dra. Larrazábal ultimaba detalles con el equipo que viajaría a la antigua Ucrania. Lo componían 2 botánicos, 4 físicos, 4 ingenieros, 1 médico y 10 soldados, entre miembros del SAS y el Grupo Halcón. El General Chambers salió a despedirla:

 

-Muy bien doctora, ya llegaron sus suministros a la base de Alemania: volarán desde aquí hasta Hawái, donde recargarán combustible y luego directo hasta Alemania. Desde ese punto, deberán ir por tierra hasta la zona de exclusión. Buena suerte, por usted y por todos. No se ha informado aún, pero sólo hay reservas de Zoylent para dos años más. De ahí en adelante estamos en manos de Dios.

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Frontera entre Rusia y Alemania

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36 horas después, el equipo de Nuke Farm rodaba con lentitud por lo que alguna vez fueron carreteras entre dos potencias. Por el camino encontraron las ruinas de los invernaderos que creyeron eran su salvación, hace tan sólo 15 años.

En su bitácora, la Dra. Larrazábal grabó:

 

-Alguna vez leí que esta región fue llamada “El Bosque negro” por la espesura de las miles de hectáreas de vegetación y árboles que ni las legiones romanas, ni los ejércitos de Napoleón y Hitler pudieron derribar.

Pero lo que no consiguieron las guerras de 2000 años, lo logró la “Pax tecnológica" de los siglos XXI y XXII, donde comenzamos a consumir la comida producida de un año en tan sólo 4 meses.

Y de la nada, apareció Ragnarok, diez años después de la extinción de las abejas…”

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Puesto de avanzada de Nuke Farm

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Bitácora de la Dra. Amelia Larrazábal.

 

-Día 3 en la zona de exclusión.

Las lecturas de los contadores Geiger durante las primeras exploraciones resultaron más bajas de lo que esperaba. Hemos tomado muestras de agua, tierra y la vegetación para iniciar los análisis. El equipo de reconocimiento no encontró señal de actividad humana, pero si hallaron peces y huellas de animales. Es una lástima porque, por razones obvias, no podemos cazarlos o pescarlos para comer. Ninguno de nosotros ha comido carne en su vida. Me pregunto cómo han sobrevivido estas criaturas, que sólo he visto en libros o archivos de video. Y viene a mí una frase de un libro llamado Parque Jurásico: “La vida se abre camino”. Eso me da esperanza.

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-Día 26 en la zona.

Luego de evaluar los datos obtenidos, hemos descubierto que la radiación fue absorbida, lenta y progresivamente por la tierra, pasando luego a las formas de vida de la zona.

Inicialmente eso originó serias afectaciones genéticas, pero con el paso del tiempo, la vida se abrió paso, dando lugar a increíbles adaptaciones. Las pruebas efectuadas han dejado claro que aquí, las plantas tienen una total resistencia a Ragnarok. De hecho, todas las muestras que trajimos murieron en menos de 48 horas. Es hora de iniciar la segunda fase: La granja. Pero tenemos un problema:Somos unos genios y soldados que no saben cómo arar la tierra, mucho menos cultivar.

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-Día 38 en la zona.

La tranquilidad de la madrugada se vió interrumpida por el sonido de un disparo. Todos salimos a ver que sucedía, pues aquel ruido no provenía de los modernos rifles TAR 45 israelíes que portaba nuestro equipo de seguridad. Era de un arma antigua, tal vez un Kaláshnikov, según el Cabo Zubeldía. Todos los de uniforme se movieron rápidamente para ubicar y neutralizar al posible agresor. La sorpresa fue mayúscula, cuando ellos llegaron llevando a un hombre, de unos 55 años, quien dijo llamarse Nikolai y más aún me sorprendí cuando me contó su historia:

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-Llevo viviendo aquí unos 7 meses. Mi abuelo me habló alguna vez de un lugar donde aún crecían plantas. Cuando perdí mi cosecha de trigo, lo tomé todo y vine buscando este lugar junto a mi esposa Anna. Por fortuna para mí, no tengo la educación de ustedes, ya que no vacilé en cazar y pescar para sostenerme mientras mis cultivos daban su fruto…

 

-¿Ha dicho cultivos?- La Dra. Larrazábal estaba estupefacta.

 

-Si, traía 500 semillas de trigo, las cuales sembré con mucho miedo y una oración en la boca. Al cabo de 5 días germinaron los primeros retoños. Y lo más sorprendente es que la plaga parece no haberlos afectado.

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-Día 39 en la zona.

La providencial aparición de Nikolai lo cambió todo. Visitamos su pequeña granja, de apenas 4 hectáreas y mis ojos no daban crédito al ver aquellas hermosas y fuertes espigas que se alzaban desafiantes ante la adversidad. Las examiné con sumo cuidado y ¡Por Dios! ni rastro de la plaga en ninguna de las plantas. Entonces tomé una decisión: Di la orden de que todos los millones en equipo de Nuke Farm se trasladaran al lado de la granja de ese humilde hombre.

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-Día 180 en la zona.

Han pasado 6 meses desde nuestro arribo a Chernóbil. Los años de estudios y entrenamiento de nuestro equipo, combinados con la experiencia de Nikolai, quien se convirtió en nuestro maestro en eso de las faenas agrícolas, cacería controlada y pesca responsable me permiten hoy informarle al General Chambers que nuestra misión es un éxito.

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-Que gusto escuchar de su parte ese informe doctora. Le haremos llegar más suministros y equipos, así como personal de apoyo, dijo el General.

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-Preferiría General que no envíe más de 10 personas y necesitamos agricultores, gente que sepa labrar la tierra. Además la zona cultivable no excede los 7.000 km2. Ahh olvidaba mencionar algo: Es de vital importancia que me envíen semillas NO ALTERADAS GENÉTICAMENTE, ya que la granja de Nikolai es 100% orgánica y mis pruebas demuestran que las semillas transgénicas no resisten las condiciones de radiactividad del entorno.

 

-Ok, usted manda. Mantendremos el secreto sobre Nuke Farm tanto como sea posible, ya que si lo divulgamos originaríamos un éxodo masivo y la zona no lo podría sustentar.

 

-Así que dejarán que el mundo entre en un caos total mientras unos pocos se salvan…

 

-Puede sonar crudo, pero Nuke Farm llegó tarde. No podremos salvarlos a todos. Por ahora le pido que trabaje con todas sus fuerzas para que podamos encontrar un modo de replicar las condiciones de Chernóbil en otros lugares del planeta, una vez haya terminado el conflicto que se avecina. Según los cálculos de inteligencia en los próximos 5 años sólo seremos unos 800 millones de los 9.500 actuales. Así que dispone de 5 años doctora para que usted, Nikolai y su equipo nos muestren el modo de devolverle la vida a nuestro hogar.

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Quince años más tarde

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La Dra. Larrazábal llegaba de su inspección a la Nuke Farm 3, ubicada cerca de Pyongyang. En sus manos llevaba un frasco con tierra negra, producida mediante irradiación controlada. Un valioso tesoro.

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-Día 5.655 del programa Nuke Farm

Las pruebas para replicar las condiciones han sido un éxito en la granja 3. La granja 2 está produciendo ya 2 cosechas anuales y cada granja tiene capacidad para albergar a 1.500 personas y alimentar a un millón más mediante los envíos a los campos de refugiados de ONU. Me entristece admitir que las decisiones del General Chambers fueron correctas. Muchos han muerto y otros más lo harán inevitablemente. Ya sólo somos 245 millones en todo el globo.

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Mañana se cumple un mes del fallecimiento de Nikolai, y asistiré al servicio religioso en compañía de Anna, su viuda. Sin ese hombre, quizá no estaríamos teniendo hoy la esperanza de un nuevo comienzo.

Cuenterourbano

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