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Una historia que te atrapa...

 

Por quinta ocasión en esa semana, Imelda era la última en la biblioteca de la universidad. Se hizo costumbre para el bibliotecario, buscarla en el fondo de la sección de lenguas muertas para recordarle que ya era hora de que se marchara.

 

Mientras caminaba, con un gesto cansado tomó su móvil para ver la hora, eran las 8:30 pm, -Ahh esa niña siempre me hace quedar hasta el final…¿Será que no tiene familia que la espere?- La pregunta quedó en el aire, pues al llegar a la mesa donde se supone que estaría la nerd, sólo halló un montón de libros abiertos, la computadora aún encendida, el móvil de la jovencita y sus lentes.

 

-¿Dónde se metió esa muchachita?, si hubiese ido al baño la habría visto pasar…- El hombre estaba confundido, comenzó a caminar por los largos y ya oscuros pasillos, -¡Imelda! ya es hora del cierre…- el llamado no obtuvo respuesta.

 

Pasaron más de treinta minutos, en los cuales el bibliotecario recorrió de lado a lado el espacioso templo al conocimiento, sin obtener resultado alguno. Aburrido y con deseos de irse de allí, fue hasta la mesa donde halló las cosas de Imelda y las tomó de prisa. Luego de poner todo sobre su escritorio, se dio cuenta de algo, uno de los libros que tenía la jovencita sobre la mesa, era uno que él jamás había visto en la colección, y eso que llevaba más de veinticinco años leyendo y catalogando cada texto en el inventario de ese lugar. Al darle una mirada rápida, le pareció un texto algo extraño, se veía viejo, por la apariencia de la parte externa, sospechó que era de, al menos el siglo XIV. Trató de leer el texto en la portada, pero estaba en una lengua que no pudo identificar. -¿Qué idioma es éste? No es latín, griego, occitano, castellano, hebreo, árabe o cualquier otra lengua de aquella época… además, no recuerdo que Imelda lo hubiese traído consigo y estoy seguro de que no pertenece a esta biblioteca, un texto así sólo puede estar en un museo-

 

De pronto sintió curiosidad y se decidió a indagar en la computadora de Imelda, la cual estaba sin contraseña. Pronto encontró un archivo de texto llamado “Libros malditos, más allá del Codex Gigas y el Manuscrito Voynich”, se trataba de la tesis de grado que escribía Imelda. Luego de una lectura rápida, encontró los apuntes acerca del misterioso texto:

 

-Este manuscrito, lo hallé en los estantes de esta universidad, no aparece en ninguno de los catálogos, electrónicos o físicos. Por su aspecto puedo conjeturar que fue escrito hacia el siglo XIV. En cuanto al idioma que se usó para escribirlo, al principio no tuve modo de saber cual era, pero luego de hojear un poco me encontré con una serie de versos en latín, los cuales me llevaron a través de diversos saltos en el libro, pero con cada fragmento que iba leyendo y comprendiendo de este particular libro, empecé a experimentar un extraña sensación, ya no era capaz de apartarme del libro… lo he tomado hurtadillas y llevo ya cuatro semanas leyendo casi sin parar… en la página 483 hallé una especie de mantra o verso con una vibración especial… no sé si debo leerlo en voz alta. Temo que sí tenga algún tipo de poder…

 

Para ese momento el bibliotecario ya era presa de la curiosidad y comenzó a leer el misterioso libro, en efecto empezó de repente a entender el contenido del mismo y al llegar a la página 483 halló el verso descrito por Imelda que pronunció con vehemencia:

 

Quod est ante ostium contra chartam mihi mundus ...

Animam meam relinquo arcanum in manus scribentis.

Mercedem sanguinis introitus in regno meo.


Varios días después, en los noticieros se veía: “Misteriosa desaparición de estudiante y bibliotecario de la universidad… la policía investiga”

Cuenterourbano

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